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Camina junto a Roberto, uno de los guías más queridos de Chachagua

 

Todo gran viaje comienza con un guía que sabe dar vida al bosque tropical, y en el Hotel Chachagua Rainforest, uno de los más destacados es Roberto Alfaro Rojas. Desde hace casi treinta años, Roberto comparte las maravillas de Costa Rica con los visitantes. 

Nacido en Naranjo, San Carlos, llegó a esta zona siendo apenas un niño, cuando su padre adquirió una pequeña finca. Tenía solo siete años, y la rutina diaria de sembrar, cosechar y cuidar animales marcó profundamente su vida. Esa joya natural, escondida en las tierras altas del norte, despertó en él una pasión eterna por la naturaleza, la agricultura y las raíces culturales del campo costarricense.

Actualmente, Roberto es un pilar esencial en la experiencia que ofrece el Hotel Chachagua Rainforest. Acompaña a parejas y familias por senderos del bosque, cultivos orgánicos y costumbres locales que trascienden el turismo convencional.

“Mira qué hermosa es Costa Rica”

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Desde el momento en que señala un mono aullador entre las ramas altas hasta cuando comparte cómo cocinar con leña, el cariño de Roberto por Costa Rica se siente en cada gesto. “He visitado otros países”, dice con una sonrisa sincera, “pero al volver aquí, uno comprende lo especial que es este lugar”.

Para Roberto, ser guía no se trata solo de señalar árboles y animales (aunque lo hace con gran maestría); su verdadera vocación es compartir la esencia de una vida conectada con la tierra. Es un guía naturalista y agrícola. Su amor por las prácticas tradicionales del campo se percibe en cada palabra. Roberto es, en el fondo, un auténtico campesino. Sus conocimientos abarcan plantas medicinales, agricultura orgánica y prácticas sostenibles. Sabe qué crece en cada rincón de Chachagua y disfruta mostrando a los visitantes cómo se cultiva, se cocina y se comparte con respeto profundo por la tierra.

Con los años, ha llegado a conocer bien el bosque, pero aún logra sorprenderlo. “Apenas el otro día”, cuenta, “vi un diploglossus. Cada día es distinto.” Me mostró la foto borrosa que alcanzó a tomar antes de que el reptil desapareciera entre la vegetación.

Esa sensación de asombro la transmite a cada visitante, ya se trate de una familia que se adentra por primera vez en el bosque o de viajeros con trayectoria que desean estrechar su vínculo con la naturaleza.

 

Una mañana con Roberto

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El día inicia con calma desde la recepción del hotel. Rubén acompaña a los huéspedes por el bosque hasta llegar a la finca, donde una bebida de bienvenida los recibe: quizá una limonada recién hecha o un pequeño cóctel de caña y Cacique. Ese primer sorbo marca el inicio de una experiencia pensada para despertar todos los sentidos.

Roberto te guía por huertos y cultivos que reflejan sus pasiones: plantas medicinales como el culantro y la guanábana, tubérculos como la yuca, caña de azúcar, árboles frutales tropicales y los ritmos de la agricultura orgánica. No solo enseña cómo crecen las cosas, sino también por qué son importantes para la salud y la cultura de la región.

 

Cocina lo que cultivas

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Los huéspedes se lavan las manos y se reúnen alrededor de la cocina al aire libre, donde Roberto guía una experiencia culinaria arraigada en las tradiciones costarricenses. Se preparan tortillas hechas a mano, se pica un vibrante pico de gallo y se ralla yuca para formar tortas llenas de carácter que se cocinan lentamente en el fogón. Los plátanos verdes se pelan, se aplastan y se fríen hasta convertirse en patacones dorados y crocantes. Aunque los ingredientes son humildes, el proceso, hecho con intención, revela sabores auténticos y memorables.

El almuerzo se disfruta en una mesa comunal, rodeados de nuevas amistades y con un sentimiento compartido de gratitud hacia la tierra que nos brindó cada ingrediente.

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Café, chocolate y buenas historias

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En las tardes, a partir de la 1:30 p. m., Roberto lidera una experiencia dedicada al cacao y al café en la Finca Don Lelo, con una duración de dos horas y media. Allí explica con orgullo que esta región es cuna de granos de cacao considerados entre los 15 mejores del mundo. Durante la visita, Roberto acompaña a los huéspedes paso a paso, desde el fruto hasta el grano tostado, compartiendo también las historias que dan vida a los sabores más queridos de Costa Rica.

A lo largo del recorrido, Roberto comparte avistamientos de animales (incluidas las guacamayas rojas que ya sabe dónde encontrar), conocimientos sobre plantas medicinales y anécdotas de su vida en la zona. Ha recibido visitantes de Suiza, Japón, Australia y muchos otros países, siempre con la misma calidez y dedicación.

“Chachagua es un lugar especial”, dice. “Más de 1.500 familias dependen del manantial que nace en esta reserva de bosque. Cuando camino por aquí, veo árboles y aves, pero también veo los pulmones del planeta, una fuente de agua para la comunidad y el hogar de muchísima vida silvestre”.

Reserve un Tour de Café y Chocolate

Camina con él

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Si durante tu visita te cruzas con Roberto, ya sea observando aves con sus binoculares o mostrando con delicadeza una hoja medicinal, acércate y salúdalo. Anímate a preguntarle qué se cultiva en el jardín o cuándo es la próxima clase de cocina. Y mejor aún, aparta un espacio en tu agenda y reserva una de sus experiencias guiadas.

Explora el mundo del cacao y haz tu propio chocolate, recolecta plantas medicinales bajo la sombra del bosque o disfruta de un almuerzo preparado por ti mismo. Roberto abre la puerta a una experiencia profunda: conectar con la cultura costarricense desde la tierra. Permítele acompañarte a descubrir la magia del Hotel Chachagua Rainforest con cada paso, cada historia y cada tortilla hecha a mano.